Verdaguer. Les Masies de Voltregà 

En el término municipal de Les Masies de Voltregà podemos acercarnos a Verdaguer en dos espacios muy significativos que nos ayudan a comprender su trayectoria vital.

La iglesia de Sant Esteve de Vinyoles situada en el núcleo antiguo de Vinyoles, en un altozano, nos permite evocar su estancia, cuando ejerció por primera y única vez como capellán de parroquia. En el huerto de la rectoría se puede admirar el laurel que dejó plantado, el árbol de los poetas y de la inmortalidad, que se ha convertido en motivo de peregrinación verdagueriano. Aquí escribió buena parte de la Atlàntida y de Idilis y Cants Místics.

El Santuario de la Gleva, un edificio de los más interesantes del Barroco catalán, nos evoca una de las etapas más trágicas en la vida del poeta, cuando, perseguido y calumniado, fue recluido en el santuario con el pretexto de mejorar su salud. Una estancia que se alargó más de dos años hasta que desobedeciendo las órdenes eclesiásticas huyó de la Gleva y se instaló en Barcelona, fue suspendido a divinis y escribió En defensa própia, donde explica su versión de los hechos y denuncia la persecución de que era objeto.

Se puede visitar la habitación del poeta y desde el balcón se abre una bellísima panorámica sobre el Río Ter, la plana y las montañas del Collsacabra, de las Guillerias y del Montseny en el horizonte, que nos permite imaginar la soledad de Verdaguer mientras veía estos paisajes y escribía los versos de Roser de tot l’any y de La fugida a Egipte, de la trilogía Jesús Infant.
Los espacios de los poetas
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